Crónicas de un caballero británico victoriano viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo

Las entradas en el diario de Lord Edgar Rouen Crossbower y su peculiar punto de vista decimonónigo mientras salta de época en época buscando a sus amigüitos perdidos...

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Nacido en Londres en la primera mitad del siglo XIX, nuestro héroe formaría parte de los movimientos sociales más convulsos del Imperio Británico. Conocidas sus inclinaciones socialistas y marxistas y sus amistades con lo peor de los literatos finiseculares británicos, sería ésta la causa de que Herbert George Wells le propusiera que acabara probando su máquina de desplazamiento temporal que lo arrastró miles de años hacia el futuro, enfrentándose con los Morlocks y los políticos ultraderechones de siglos venideros. Después de destruir un universo acabaría como dueño y custodio de un nexo interdimensional viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo conocido como la TEMPRANIS. Junto a su amada y a sus animalillos, continúa sus peripecias allí donde el destino le lleve...

20.4.05

Londres día 4: Escape from England


Daguerrotipo encontrado en el Museo Británico

Querido diario:
Después de una noche terrible en la que mi estómago estuvo bailando al son de los jalapeños frescos que estaban escondidos entre la salsa picantona y sabrosona que cené horas antes y que se tradujeron en lo que he llamado "la Venganza del Khan" tras pasar por el excusado y dejar un abundante y oloroso regalito a mis compañeros de piso franco, nos dimos cuenta de que por allí solo estaba roncando como un bendito Nom'Tar con su gorrito de lana y abrazado a su muñequito-frazadita Batman de peluche. Supusimos que MJ habría tenido que ir de nuevo al trabajo en el Ojete de Londres para mantener la tapadera y que los Strudels y sus sirvientes ghouls infiltrados entre la sociedad londinense no descubrieran su implicación con el Consejo de los Vigilantes y con nosotros.
Desayunamos al ritmo de los ronquidillos de Nom'Tar, nos vestimos y decidimos seguir la pista que el día anterior nos dieron en Forbidden Planet. Antes de salir, dejamos una nota para comentar lo que pensábamos hacer esa mañana y que supiera nuestro colega dónde poder encontrarnos si los teléfonos móviles fallaban.
Cerca de la casa de Lavender Hill, había una juguetería y la pista que teníamos sobre la espada del caminante celeste nos conducía hasta allí. Entramos y comenzamos a observar las estanterías repletas de juguetes de toda clase e índole: Barbis rosadas y empalagosas, pequeños ponys amariconados, action-mans ultra-amanerados,... Finalmente llegamos hasta la sección dedicada a los muñequitos y accesorios del Episodio 3 de Estar Guars, la Vengansa de los Shit. En aquella estantería, al alcance de nuestras manos estaba una reproducción de la espada láser de Anakin Skywalker y de repente comencé a darme cuenta de que allí había algo que me empujaba a cogerla entre mis dos manos. En cuanto la agarré pude comprobar cómo ésta brillaba y zumbaba con grandes muestras de poder místico. En ese mismo instante entraron una pareja de capullos a los que rápidamente pudimos reconocer como ghoules de Strudel que se lanzaron sobre nosotros con malas intenciones. Bridget esquivó perfectamente la acometida de uno de ellos pero yo no tuve tanta suerte ya que el otro se agarró a mi cuello y puso todas sus fuerzas en machacarme un pelín la traquea a golpe de apretón vil. Me empezaba a sentir un poco constreñido y el esfinter anal ya se volvía loco ante el estrangulamiento simpático y campechano que sufría mi cuerpo humano, pero levanté de golpe la espada de juguete que tenía en una mano y con un enorme resplandor partí literalmente por la mitad desde sus cataplines hasta la frente al individuo maloso. En mi mano ahora estaba una espada de casi metro y medio de largo que brillaba con una luz azulada y me hacía más alto y más guapo y todo. Las dos mitades del ghoul de Strudel se derritieron con un gritillo ridículo y el otro ghoul se paró en seco mirando a todas partes sin saber bien qué hacer. Le lancé la espada a Bridget, la cual la agarró al vuelo y con una estocada del mandoble certero desintegró a nuestro enemigo al atravesarle el corazón de lado a lado. Después de esto la espada volvió a tener la apariencia que tenía cuando la cogí entre mis deditos. Nos acercamos hasta el mostrador y le pagamos el inofensivo juguete a la regordeta señora que atendía en la caja, la cual nos devolvió el cambio y nos deseó un feliz día.
Para tener completa seguridad de que aquélla era realmente la espada del caminante celeste nos acercamos de nuevo en metro hasta Forbidden Planet y allí de nuevo nos entrevistamos con el enanito que nos dio el consejo de dónde encontrarla. El hombre, Sir Roger Hammer-to-Fall, dijo ser uno de los vigilantes, superior en rango a MJ, e infiltrado en aquel lugar para mantener a raya a los posibles strudels que intentaran campar por entre tanto aficionado a los comics y al rol (con los frikkitones a flor de piel, el aperitivo favorito de estos seres demoníacos) Nos corroboró que aquélla era el arma que buscábamos y que sería fundamental en la lucha contra los Strudels y sus secuaces a la hora de poder volver a cerrar el Culo del Infierno en Alicante.
Decidimos regresar sobre nuestros pasos para contarle a Nom'Tar lo que habíamos encontrado y en el piso franco ante las buenas noticias que le dimos nos comentó que había una alta probabilidad de que pudiéramos salir de Londres esa misma tarde. Se dedicó a hacer unas llamadas de teléfono y resultaron ser fructíferas: había una salida através del tiempopuerto de Gatwick a las 18 horas. Nos fuimos a pegar un bocado en una hamburguesería selecta y la mar de pija en donde llenamos nuestros estómagos a rebosar. De vuelta al piso franco hicimos las maletas y Nom'Tar nos acompañó a la estación de tren de Clapham Junction para que tomaramos uno hacia Gatwick. Aunque llegamos a las 16 horas no conseguimos subir a un tren hacia aquella zona hasta las 16:35 horas ¿Los Strudels se habrían enterado de nuestra partida e intento de fuga hacia el hogar? Nos despedimos de Nom'Tar, agradeciéndole todo lo que habían hecho tanto él como MJ Gunsmith por nosotros.
El tren iba a rebosar, pasó un par de paradas y en la tercera se paró. Allí estuvimos casi diez minutos mientras mirábamos nerviosos nuestros relojes (Nom'Tar nos comentó que sus contactos en el tiempopuerto podrían mantener abierta la salida hasta las 17:30 horas y ya eran las 16:55 horas...) De repente algunos pasajeros comenzaron a abandonar el tren y se subían en otras máquinas. Al ver que nos quedábamos solos salimos y preguntamos a un operario de la linea férrea el cual tras preguntarnos ande íbamos nos dijo que debíamos cambiar de tren y coger el del andén 6. Hasta allí fuimos corriendo y por el camino nos encontramos con un par de ghoules de Strudel que Bridget despachó rápidamente con la espada del caminante celeste. En el andén 6 subimos a un tren como buenamente pudimos por la cantidad de gente que había. De nuevo nos informaron que teníamos que cambiar de tren e ir al andén 2. Corriendo y con los trastos a cuestas y la lengua fuera conseguimos llegar al tren, subir en él y finalmente se puso en marcha: eran ya las 17:10 horas.
Los minutos se sucedían ante nuestros ojos junto al paisaje cambiante de la campiña británica. En tren se detuvo en el tiempopuerto de Gatwick y volvimos a correr buscando la cabina de embarque que Nom'Tar nos había dicho. Eran ya las 17:25 horas y no encontrábamos el sitio. Nerviosos y con mala leche parecía que nunca íbamos a poder regresar a Alicante, con lo que se nos ponía de chungo por delante todo. Bridget usó sus habilidades de Strudel-slayer, es decir, se lió a palos con todos los que tenía por delante hasta que le indicaron cómo llegar al mostrador que buscábamos. La señorita nos pidió los pasaportes y después de hacer las consabidas comprobaciones nos dejó pasar hacia la zona de embarque. En la zona de embarque nos hicieron pasar por deterctores de metales y uno de los guardias me retuvo porque había detectado algo extraño en el juguete que llevaba entre mis manos (la espada láser de Anakin Skywalker, de juguete, ¡te cagas!) Un jefón tuvo que venir y leerse las instrucciones de la misma para darse cuenta de que realmente no era mas que un juguete y no tenía intención de usarla para destruir a nadie de por allí. Al final nos dejaron pasar y corriendo por las rampas de embarque llegamos hasta mi queridísima y añorada máquina de desplazamiento temporal.
Colocamos todas las maletas en el maletero, nos metimos dentro de la cabina e hice las pertinente comprobaciones de los sistemas de vuelo y de viaje temporal. Todo parecía estar en perfecto estado, así que me coloqué el cinturón de seguridad, metí la llave en el contacto y arranqué a la primera. Busqué la salida del tiempopuerto mientras preparaba la entrada al agujero de gusano que ya se abría ante nosotros. La boca del agujero se nos tragó de golpe y de nuevo volvíamos hacia Alicante o al menos esa era nuestra intención. ¿Sería demasiado tarde para salvar el mundo de los Strudels y de la apertura del Culo del Infierno? ¿Los Muermo-boys habrían desatado también el Apocalipsis Monicaco al no haber encontrado al Monicaco Pródigo? Muchas preguntas y las respuestas...

19.4.05

Londres día 3: llega la caballería


Nom'Tar vuela por placer...

Querido diario:
Exhaustos y sonrientes el nuevo día se nos presentaba como una odisea antes nuestros cansados ojos. MJ nos había dejado allí, resguardados, mientras salía a buscar información y a cumplir con su trabajo de tapadera en el Ojete de Londres. Desayunamos con ansia y nos arreglamos ante la esperanza de que tal vez pudiéramos salir ese mismo día de Londres aunque no las teníamos todas con nosotros. A eso de las 10 de la mañana sonó el teléfono en el piso franco de Lavender Hill y desde el contestador escuchamos la varonil voz de Nom'Tar, el cual nos indicaba que cogiéramos el auricular de una puñetera vez para hablar con nosotros. Con cuidado hice caso de su advertencia y éste me comentó que había llegado a Londres pero que estaba intentando quitarse de encima a una pareja de ghouls de Strudel (los sirvientes semi-humanos de los Strudels, que pueden andar libremente a la luz del día sin sufrir daños letales a su persona física) para que no localizaran nuestra situación actual. Con suma precisión, calculó que en unos 40 minutos se abría librado de ellos y que estaría en el piso franco para intentar sacarnos de la ciudad. Bendita puntualidad británica: 39 minutos y 57 segundos más tarde la puerta del piso franco se abría y veíamos en el umbral a un enorme hombretón vestido de azafato pero de esos de película guay o de anuncio del Corte Inglés de Emidio Tucci (¡ríete tú del Silvester Stallone o del Andy García, mamarrachas!) Su aura de poder era considerablemente elevada, mi tricorder echaba humo en su presencia, al igual que era considerable el bulto de su pantalón...
Bridget se acercó hasta él y sin más preámbulos le interrogó sobre lo que MJ Gunsmith nos había contado acerca de su persona: si era cierto que él era un avatar del mismísimo Dios Falo, símbolo de la fertilidad celta, a lo que él respondió bajándose la cremallera: "¡Tú lo has dicho, nenita!" y Bridget contestó con el rubor en sus mejillas: "¡Que no, que no, que soy mocita...!"
Corrido este estúpido velo ante las presentaciones y aclarada la situación de nuestras identidades, Nom'Tar nos dijo que la cosita estaba muy mala, que los ghouls de Strudels controlaban todas las salidas de la ciudad y los principales aeropuertos durante el día y que por la noche las partidas de guerra Strudel se atrincheraban en los barrios periféricos de Londres deteniendo y devorando a todo aquél que se consideraba sospechoso de tener algo que ver con nosotros. Mientras habíamos estado esperándole yo había estado repasando la enorme biblioteca arcana que nuestra eficiente vigilante MJ tenía dispuesta debajo de la cama y en uno de esos libros arcaicos se hablaba de un artefacto de poder ante el cual los Strudels y sus sirvientes no podían hacer nada: la espada del caminate celeste. Tan solo se decía que un vigilante había encontrado una referencia acerca de la ubicación de dicha espada en un antiquísimo pergamino que se encontraba guardado entre las obras completas de William Shakespeare en el Teatro The Globe. Viendo que tal vez ese fuera nuestro billete de salida, preparamos nuestras mochilitas, el calzado cómodo y el chandal de combate y nos dirigimos hacia la estación de Saint Paul's Church.
Esquivamos a duras penas a un grupo de ghoules de Strudel y salimos en Trafalgar Square donde nos tuvimos que batir contra tres de esas criaturas en uno de los andenes del metro, pero los veloces rodillazos cataplineros de Bridget unidos a los golpes fálicos de Nom'Tar resolvieron la lid a nuestro favor. Una fuerte granizada que duró unos escasos dos minutos nos obligó a refugiarnos en el National Gallery en donde vimos que había una exposición de Caravaggio pero que como teníamos algo de prisa dejamos a un lado, intentamos entrar en Saint Martin of the Fields pero había en ese momento un concierto y nos quedamos con las ganas. Al ver que no parecía que nos siguieran, regresamos al metro hacia nuestro destino inicial.
En la estación de metro de Saint Paul's Church pude degustar de una estupenda samosa de cordero (¡ñam, samossssaaaaa...!) y atravesamos a pie el gran avance de la tecnología del siglo XXI: el puente del Millenium, que nos permitió pasar a pie cómodamente sobre el Támesis y nos dejó casi inmediatamente en las mismas puertas del Teatro The Globe. Nos hicimos pasar por estudiantes para entrar y después de mucho buscar, lo único que encontramos fue un viejo pergamino medio quemado en la sección de recuerdos del museo del teatro que comentaba que la Espada del caminante celeste estuvo en posesión del alcaide de la Prisión The Clink durante el siglo XVI. Consultamos nuestros mapas y enseguida dimos con la dirección de la antiquísima prisión, de las primeras y de cuyo nombre tomarían todas las demás su denominación en inglés. Como estábamos cerquita seguimos andando hasta que encontramos un cartel bien grande que indicaba dónde estaba la antigua prisión, hoy reconvertida en un museo. Abonamos la entrada a un regordete y sonrosado encargado y nos adentramos en sus tétricos muros. Los aparatos de tortura se alineaban ante nuestro avance y la historia nos envolvía con cada paso que dábamos. Encontramos incluso el tocón de madera en donde los nobles eran ajusticiados con un enorme hacha cuando se portaban mal. El erudito regordete resultó ser un agente del consejo de los Vigilantes y amablamente nos estuvo comentando todo lo que sabía hasta la fecha de la espada del caminante celestial: un arma de gran poder, revestida de oscuros poderes pero que en las manos de un campeón (o una Strudel-Slayer) rechazaría al Strudel más poderoso. Por desgracia la pista de la espada dentro de los muros de The Clink desaparecía a mediados de la séptima década del siglo XX. Sin tener nada claro y viendo ya las horas que eran seguimos andando por los márgenes del río en dirección al Ojete de Londres para echarnos algo entre pecho espalda y esperar a que fueran las 17 horas para recoger a MJ.
Comimos en un restaurante (por llamarlo de alguna forma) de comida rápida norteamericana de América del Norte, aunque tenía un nombre muy escocés, MacDonald's (pronunciese "Mardónar", al igual que se debe pronunciar "Burriquín" los restaurantes de la cadena del Rey de Burgos) Una hamburguesa de carne rancia con verdura seca y pan tieso, unas patatas sumergidas en aceite de coche usado y una bebida carbónica insípida fueron nuestras viandas. Pero a la hora de llegar al postre Nom'Tar comenzó a maldecir ya que el helado más sabroso de la carta estaba agotado. Nos pasamos por las oficinas del Ojete de Londres para pedir consejo y ayuda a MJ y ésta nos dijo que debíamos acercarnos a la cercana estación de Waterloo en donde había otro sitio de estos. Hacia allí fuimos raudos y nos metimos entre pecho y espalda un pedazo de helado McFlurry que te cagas en las bragas...
Finalmente recogimos a MJ y viendo que no teníamos ninguna pista de dónde seguir nuestra búsqueda de la espada del caminante celeste nos recomendó que fuéramos a una tienda cercana en donde tal vez pudiéramos encontrar algo de información. Era un lugar en donde buena parte de las criaturas ávidas de emociones se reunían, el templo de los frikkitones por excelencia, el paraíso de los fans: Forbidden Planet. Nuestras mandíbulas se cayeron al suelo con gran estrépito al ver la cantidad de cosas que había allí entre estanterías y vitrinas de cristal blindado: la Mano del Destino, el Perrito Piloto, La Nancy Yonky, las memorias de JoseMari Ansar firmadas y dedicadas por su amigo Yorch Bus,... MJ y Nom'Tar preguntaron e investigaron e incluso un hombrecillo pequeño nos dijo que tal vez lo que buscábamos estaba en una humilde juguetería muy cerca de Clapham Junction. Viendo que tal vez lo que buscáramos estaba más cerca de lo que nunca nos habríamos imaginado y siendo ya casi las 20 horas y cerrando la mayoría de los comercios, decidimos movernos y buscar un lugar donde cenar ya que parecía muy poco probable que ese día pudíeramos escapar de Londres.
Cogimos un autobús y nos dirigimos hacia Lavender Hill en donde MJ y Nom'Tar nos llevaron a KHAN, un hindú la mar de majo. Nos cogieron los abrigos, nos pusieron las servilletas en el gaznate y nos trajeron viandas de lo más exótico y de lo más picante también. Recordé muy bien mi servicio militar en la India, porque mi pobre estómago se enfrentó a un plato de cordero que bien podría haber sido bautizado como la Orgía de Khan, por el destrozo que me dejó en la almorrana...
Bien cenados subimos al piso franco y nos preparamos para lo que podría ser nuestro último día en Londres si era cierto lo que nos habían comunicado. ¿Lo sería? Chan chan.
No se pierdan el próximo bat-episodio, a la misma bat-hora, por el mismo bat-canal.

18.4.05

Londres día 2: Manics everywhere...


Bridget, una Strudel-Slayer con estilo propio

Querido diario:
La noche acabó convirtiéndose en día finalmente. Los poderosos hechizos de protección que nuestra nueva compañera MJ Gunsmith había colocado en el piso franco de Lavender Hill habían cumplido su cometido: ningún Strudel había entrado pero es que con los ronquidos que la Strudel-Slayer emitía a ver quién era el guapo que iba a atreverse...
Después de asearnos y de preparar nuestro equipo para dedicarnos única y exclusivamente al noble arte del vagabundeo turistil, nos tomamos un buen desayuno para recargarnos de energía. Los Choco-Trippies con leche ("tu desayuno es todo un viaje"), el té y los bollos nos animaron y dado que MJ tenía el día libre de sus quehaceres laborales tapaderiles en el Ojete de Londres nos iba a servir como guía en aquella ciudad que para mí ya era una completa desconocida ante los cambios que habían sucedido en ella desde que la pisara en el ahora lejano siglo XIX.
Tomamos de nuevo el tren en la estación de Clapham Junction hacia Waterloo y desde allí nos dimos una vuelta por Abbey Road, una calle muy famosa porque allí hay unos estudios discográficos en los que, entre otros, grabaron en la década de los añor 60 del siglo XX un grupo de melenudos de Liverpool llamados Los Cucarachos o Los Coleopteros o los Peloteros o algo así y se había convertido en lugar de peregrinación para cientos de miles de millones de forofos de su música. La pequeña valla blanca que rodeaba la casa de tres pisos que alberga los estudios había sido mancillada repetidas veces con las firmas y graffittis de toda esa marabunta humana borrega que quería dedicar sus saludos y sus sentimientos a un grupo ya desaparecido (aunque no sé si esto les haría mucha gracia a los señores que trabajaban allí dentro) Ya que estábamos allí y como dice el refrán "Cuando vayas a Roma actúa como un romano" también nosotros dejamos nuestros respectivos autógrafos aunque lo curioso fue ver que por allí había estado nuestro "amigo" Robin JB FistFucking un tiempo antes porque pudimos ver su firma en el muro.
Desde allí continuamos nuestro viaje y les propuse acercarnos hasta Baker Street, en donde vivía mi viejo amigo el detective Sherlock Holmes en un piso de soltero en compañía de un médico regordete y algo mayor y un ama de llaves solterona (vamos, que tenía toda la pinta de que era un pelín mariconcete el hombre). Al llegar allí me quedé de piedra porque en su casa ahora habían hecho un museo dedicado a su trabajo y a él mismo como personaje popular con decenas de películas, obras de teatro, programas de televisión y demás mercadería a su costa. Ya sabía yo que el tal Arthur Conan Doyle era muy pillo cuando le ofreció todo aquel dinero al doctor Watson por sus diarios... Casualmente en esa misma calle había también una tienda dedicada a los mismos cantantes de Liverpool antes citados y pudimos ver hasta dónde llega el consumismo en el corazón del Imperio Británico. En una cercana cafetería nos sentamos a degustar unas piezas de samosa con un café para mantener a ralla el gusanillo (o la boa constrictor) hasta la hora de comer.
Un aspecto me preocupaba mayormente de mi visita a Londres y era el saber que el Imperio había estado involucrado en varias guerras durante todo el pasado siglo XX y aún así había sobrevivido más o menos intacto, a pesar de la independencia que había decidido sabiamente dar a sus colonias con el paso de los años. MJ nos comentó que había un lugar allí en donde se podía ver perfectamente la evolución del arte de la guerra: el Imperial War Museum.
Hasta allí nos dirigimos y lo primero que nos llamó la atención fue el enorme cañón naval doble que adornaba la entrada del Museo y los cartuchos diseminado por allí. Comprobé hábilmente el mecanismo de disparo y me di cuenta de que aquel cañón podría ser utilizado sin muchas complicaciones aunque habría que usar un moneda de Libra Esterlina para cargarlo ("¿una Libra por disparar el cañón? ¡¡¡Esta gente está loca!!! Por ese dinero tiro yo los proyectiles a brazo..." oimos decir a un escocés allí cerca) También había un pedazo de algo llamado Muro de Berlín pintarrajeado y todo. Entramos dentro del Museo y lo primero que nos llamó la atención fue la cantidad de material bélico que había en el Hall: tanques, cañones, aviones, misiles, etc. que hicieron las delicias de todos los presentes. Había varias exposiciones dedicadas a los momentos más tenebrosos del Imperio Británico: las dedicadas a las guerras mundiales estaban en el piso de abajo y el museo del Holocausto en el piso de arriba. Decidimos ir primero al piso de abajo y pudimos comprobar todas las guerras en las que el Imperio Británico había estado involucrado durante el siglo XX (¡¡en todas!!, se apuntan a un bombardeo) siendo las más interesantes las secciones dedicadas a la 1ª Guerra Mundial con sus vitrinas llenas de cachivaches y uniformes de todos los que intervinieron en ellas, y un simulacro en vivo de las trincheras en donde tuvieron que combatir todos aquellos soldados entre el barro y los gases mostaza y ketchup... Allí nos encontramos con un grupo de estudiantes imberbes que gritaban y hacían el cafre, impidiendo que pudieramos concentrarnos en el paisaje desolado que teníamos por delante. Bridget sacó su genio de Strudel-Slayer y pateó unos cuantos traseros allí dentro mientras prolilferaba una serie de maldiciones que habrían hecho enrojecer al camionero más macho de toda Alabama. Solucionado el asunto continuamos por las exposiciones y llegamos a la dedicada a la 2ª Guerra Mundial, en la que con lágrimones en los ojos pude comprobar cómo el heroismo de los ciudadanos londinenses ante lo bombardeos incesantes de los aviones alemanes había sido uno de los factores que hizo que la guerra se decantara hacia el lado de los Aliados. Había también una breve referencia en el periodo de entreguerras sobre las actuaciones de soldados británicos en suelo español durante su Guerra Civil y me pareció ver incluso una foto de Hitler y su estado mayor en compañía de ¿Robin JB FistFucking? y otros 3 individuos más con gafas oscuras y enormes sonrisas... ¿Los Muermo-Boys en la Alemania Nazi? Conociendo a Robin, seguro que sí. Nos pasamos por la tienda del museo para ver qué cosas se comercializaban sobre los horrores de las guerras, y no nos defraudaron.
La gazuza comenzaba a hacernos frente así que decidimos irnos del museo, aunque nos quedaron cosillas por ver (como el museo del Holocausto) pero aún teníamos que comer y acercarnos hasta el lugar donde tendría lugar el concierto de esos galeses que Bridget quería conocer en sentido bíblico.
Tomamos un autobús que nos tenía que llevar hacia el Apollo Hammersmith, el teatro en donde tendría lugar el concierto esa tarde a las 19:30 horas. Ni que decir tiene que no contábamos con el tráfico que había a aquellas horas por Londres ya que tardamos más de una hora en llegar hasta la estación de autobuses de Hammersmith. Muertos de hambre comprobamos dónde estaba la zona del acontecimiento y cómo ya empezaba a haber un poco de gente a las 17 horas. Nos acercamos a un restaurante cutre turco cercano en donde nos pusimos como el quico a base de platos de patatas con salsas y kebabs de pollo y cordero. Uno de los camareros nos empezó a contar su vida y cómo le gustaba el futbol, al saber que tanto MJ como Bridget eran originarias de España empezó a comernos la oreja con la Liga española, el Real Madrid, el Barça y demás. La comida estuvo muy buena y el tipo nos amenizó un poco con sus comentarios y sus conocimientos enciclopédicos sobre el tema. Una vez hecha la digestión nos despedimos de MJ hasta esa noche y nos encaminamos hacia la cola para entrar en el concierto.
Los revendedores de entradas intentaban hacer su agosto por allí y en la cola pudimos comprobar cómo la juventud británica había perdido los valores: ellas iban con sus chaquetas de leopardo, sus plumas de marabú y sus coronitas de princesa y pintadas hasta el ojo del... Y ellos en algún caso también. Tuvimos que aguantar a un grupito de niñas pijas plastas delante nuestra durante casi dos horas hasta que entramos en el recinto finalmente. Nos situamos muy cerca del escenario y nos preparamos para la ocasión lo mejor que pudimos: Bridget se compró la camiseta de rigor para estar a tono mientras que yo sacaba mi camiseta monárquica con alusiones a la soberana del Imperio (Queen). La gente se iba colocando en su sitio (porque había una barra de bar allí dentro y la cerveza corría que daba gusto) y finalmente salileron los teloneros, un grupito de crios que nos mantuvieron de mala leche durante una hora, que fue el tiempo que estuvieron berreando las canciones de su disco.
Los operarios prepararon el escenario para que salieran los artistas que todos querían ver (bueno, yo también, lo reconozco...) y pudimos ver en directo cómo un par de babosos ingleses borrachos cercanos a la cuarentena intentaban ligar con todo bicho femenino que tenían cerca, incluida Bridget. Al preguntar si éramos italianos y contestar que españoles, una niña plasta que tenía al lado se giró y empezó a flipar porque ella también era española y había venido a propósito para ver a los Manic Street Preachers, que tenía la entrada para el día siguiente pero como había llegado pronto esa tarde había entrado a ver si los podía ver y lo había conseguido y bla,bla, bla. Menos mal que cuando salieron los artistas la tipa se calló, porque ya estaba preparado para azuzarle a Bridget con la excusa de que era otro tipo de Strudel camuflado...
Y salieron al escenario: James Dean Bradfield con una camiseta azul, Sean Moore sentadito en su batería y la loca de Nicky Wire con sus plumas y lentejuelas. Y la música se hizo magia, y luz y color, y sentimientos, y tristeza y buen rollo, con himnos generacionales, con canciones protesta, con grandes éxitos y sorpresas inesperadas. Durante casi hora y media nos desconectamos del mundo y fuimos Manics. Lo disfrutamos como enanos entre las piernas de Blancanieves, aunque durante buena parte del concierto tuve que ponerme las botas de agua ante las incesantes tormentas vaginales que iban emanando de Bridget, que estaba toda dionosíaca ante las miradas que James Dean Bradfield le dedicaba (o eso creía ella, porque yo juraría que me estaba mirando a mi...)
Salíamos exhaustos del teatro a las 23 horas y nos fuimos hacia la estación de autobuses mientras esquivabamos a los vendedores de merchandising ilegal que sacaban su top manta particular de camisetas, carteles y discos ("¡ay, que me los quitan de las manos!") En una pequeña cafetería compramos un par de bocadillos y un refresco y cenamos mientras esperábamos el bus que nos llevaría de nuevo hasta nuestro refugio en Lavender Hill. Por el camino tuvimos una emboscada por parte de un grupo de Strudels que querían hacernos cositas muy malas con nuestros cuerpos humanos, pero Bridget sacó su estaca de repetición del bolso y empezó a reventarlos uno a uno, de dos en dos, e incluso de cuatro en cuatro. Había trozos de Strudels por todo el autobús, pero salvamos a los pobres transeuntes de un destino peor que la misma muerte, oyes.
Casi media hora después llegábamos a la estación de Clapham Junction y regresábamos andando hasta la casa en donde nos esperaba ya MJ. Le enseñamos las afotos y video realizados en el concierto y ésta nos informó de que a la mañana siguiente llegaría por fin Nom'Tar y podríamos comenzar la operación de vuelta a Alicante, aunque hasta que no llegara y analizara la situación no sabíamos si podríamos salir de allí porque el cerco hacia nuestras personas por parte de los Strudels y sus aliados oscuros era muy estrecho y sería cuestión de tiempo hasta que nos descubrieran y atacaran dada nuestra inferioridad numérica...

17.4.05

Londres día 1: buscando a los Vigilantes


M.J. Gunsmith, rápida y mortal

Querido diario:

Nunca podría haber imaginado que, después de tantas extraordinarias aventuras en las que me he involucrado, mi tan ansiado regreso a la capital del Imperio Británico sería la mayor de todas las que he vivido hasta la fecha.
Porque regresar a Londres era mi destino final de aquel viaje a través de los eones desde el más lejano de los posibles futuros que se entremezclan en el tejido del continuo-espaciotiempo. Pero lo ideal habría sido volver a mi época, a finales del siglo XIX, y no a principios del siglo XXI como me tocaba ahora para llevar a cabo esta misión que el Nigromante y los Muermo-Boys me habían encargado para salvar Alicante y toda nuestra dimensión: encontrar y reclutar a la nueva Strudel-Slayer y traerla conmigo pasase lo que pasase.
Solo tenía leves conocimientos de en lo que las décadas habían hecho a mi antaño bella ciudad de origen pero aún así yo era el más preparado para enfrentarme a los terrores que saldrían al paso para impedirnos conseguir nuestro objetivo. Mientras todos estos pensamientos fluían de mis neuronas como la sidra en el lagar, recibí una serie de mensajes a través de mi comunicador bidireccional temporal en los que se me indicaba que podía aterrizar en el tiempo-puerto de Gatwick. Siguiendo las indicaciones pertinentes que los controladores de vuelo temporal me dieron dejé aparcada mi máquina de desplazamiento temporal después de que un Delorian me dejara su sitio en la pista de aterrizaje temporal. Una vez presentados los documentos de rigor y analizados con los más modernos sistemas de seguridad cada recódito poro de mi piel y mis orificios corporales con manos expertas, salí de la terminal de llegadas con la sana intención de coger el tren que me llevaría hasta el corazón de la City. Después de comprar un billete de tren por 8 libras esterlinas (que me dolieron en el bolsillo, ya que los fondos del viajero temporal no son ilimitados) bajé hasta el andén que me llevaría hasta la estación de Victoria.
Durante el trayecto de media hora pude repasar los informes que tenía sobre mi contacto con los Vigilantes del Consejo: debía llegar hasta el Ojete de Londres y allí entrevistarme con una tal MJ Gunsmith, una Vigilante en prácticas que estaba infiltrada en las oficinas de turismo que British Airways tenía en aquel recinto (uno de los puntos taumatúrgicos más fuertes de la ciudad y que era uno de los vértices del dodecaedro oscuro del que la mayoría de las edificaciones de poder que campan por la superficie de Londres forman parte) Se suponía que entre MJ Gunsmith y su compañero, Nom'Tar (el avatar del Dios Falo de las leyendas célticas) me guiarían hasta la próxima Strudel-Slayer, pero las indicaciones que tenía no me convencían mucho, la verdad...
Se notaba que era domingo y la gente campaba por alrededor mio (aunque me habían comentado que había una maratón aquel día y tal vez los accesos cercanos al Ojo de Londres podrían verse comprometidos), al llegar a Victoria Station compré una travel card para desplazarme en metro hasta la estación de Waterloo desde donde tendría que andar una miaja para llegar a mi destino. El trayecto fue rápido y con mi maleta me iba abriendo paso entre la gente, pero educadamente (bastaba con pedir disculpas mientras iba reventando con el maletón rodillas y peronés a unos y otros, ¡ah, cuánto añoraba aquello!).
Finalmente dejé la estación de marras y a través de un puente me dirigí hacia el cauce del Tamesis, en cuya orilla estaba el Ojete de Londres. Eran cerca de las 15 horas cuando me di cuenta de que el tal ojete no era sino una gigantesca noria con cabinas de cristal que estaba aparcada al lado del río (pero mis entrenado sentidos me indicaban que allí había una presencia muy chunga, y no se trataba del McDonald's cercano)
Muy educadamente entré dentro del recinto donde se vendían las entradas para subir a aquella mosntruosidad de acero y plástico transparenete y me puse a buscar a alguien que se pareciera a la foto que tenía. Nada, por alli no había nadie así. Le di la vuelta a la foto y vi un número de teléfono apuntado detrás y como no tenía nada que perder, pues llamé. Me contestó una voz de mujer, sensual, ante la cual me presenté y me citó en la puerta trasera del edificio ya que acababa de salir a comer. Hasta allá me dirigí y me la encontré saliendo de una pequeña cafetería regentada por una par de chinitas que hacían bocadillos redondos y pringosillos. Después de las debidas presentaciones y los intercambios de credenciales, MJ Gunsmith se presentó además de como una de las mejores agentes de campo del Consejo de los Vigilantes, como una experta en información y espionaje ocultista. Me dejó un juego de llaves para que pudiera dejar mis pertenencias en uno de los pisos francos de la organización en Clapham Junction para indicarme seguidamente que tenían localizada a la nueva Strudel-Slayer en Candem Town, en el mercado, seguramente haciendo compras en los lugares de peor catadura de la ciudad. Me entregó un sobre con el dossier de la muchacha: Bridget Wandepeiker, antigua cantante del grupo CSTA-Teens (compositores de grandes y conocidos temas como "Duel of the Fats" o "Burning Down the Truch"), desaparecida en misteriosas circunstancias cuando dijo que iba a por tabaco y todavía la estaban esperando 2 años después... Parece ser que estuvo involucrada en el pasado con Robin "J.B." FistFucking, el Muermo-Boy, por lo que seguro que sus niveles de frickitones serían muy elevados.
Quedé en volver a ver a MJ Gunsmith una vez hubiera hecho el debido contacto con la Strudel-Slayer y me dirigí hacia el piso franco. Para ello tuve que regresar a Waterloo y desde allí tomé otro tren hacia la estación Clapham Junction. Desde la estación de marras me tocó andar un buen ratito hasta llegar a Lavender Hill y al piso franco, sito entre una peluquería y una tienda de cómics. Dejé los bártulos y me preparé el equipo necesario para poder encontrar a la muchacha.
Me dirigí hacia Candem Town en Metro desde Waterloo y al llegar pude comprobar que aquella zona de Londres era una especia de Sodoma y Gomorra pero en plan mercadillo. Los puestos repletos de camisetas y "setas mágicas", los rinconcillos repletos de encanto, los olores a comidas internacionales y los sabores picantes (¡sí, me puse como el quico comiendo samosas y curry japonés de verduras!) Finalmente la ví, estaba visitando una tienda de ropa jipiosa y sin más dilación me acerqué para abordarla.
Pero había por allí más malas personas que querían quitarla de enmedio. A duras penas conseguí empujarla fuera del alcance de una taza arrojadiza con la jeta de Camilla Parker-Bowels impresa en ella (un arma mortal a esa distancia). Me agradeció la ayuda pero dando una triple voltereta hacia atrás con doble giro de muñecas y patada en la entrepierna final se quitó de encima al agresor que cayó al canal mientras gritaba: "mariconasossss, mi rolexxxx..."
Le indiqué que sería mejor hacer mutis por el foro antes de que más enemigos nos siguieran. Bridget estuvo de acuerdo y después de las presentaciones y mientras íbamos en metro a recoger a MJ Gunsmith, le conté todo lo que me había traído de nuevo a Londres y la importancia que tenía el hecho de que me acompañara pero ya mismo a Alicante para poder luchar contra los Strudels y cerrar el Culo del Infierno.
Bridget al principio no tenía nada claro el tema, pero mientras pasaban los minutos se fue convenciendo de que lo que le decía era verdad. Bueno, eso y el enorme demonio-cucaracha que se empezó a comer los vagones del metro mientras un Strudel lo manejaba con sus malas artes. Por suerte siempre llevo en mi kit de viajero temporal un bote de Cucal de kilo y pudimos eliminar la alimaña mientras Bridget reventaba a rodillazos los genitales del Strudel, que quedó hecho fostatina el pobre.
En el Ojete de Londres recogimos a MJ Gunsmith la cual nos dijo que debíamos acompañarla hasta el piso franco de Lavender Hill. Allí nos refrescamos y MJ nos llevó a cenar a un cercano restaurante portugués llamado Nando's en donde pudimos disfrutar de una estupenda cena con pollos variados y salsas picantones que fueron la alegría de mis incipientes almorranas. MJ nos comentó que en un par de días llegaría Nom'Tar y él sería el que nos facilitaría la salida de Londres gracias a sus contactos entre las fuerzas de vigilancia temporal, porque ahora que habíamos reclutado a la Strudel-Slayer, los Slayers y demás fuerzas de las tinieblas (secuaces de Margareth Thatcher incluidos) no cejarían en su intento de cruspirnos a base de bien. Además, como Bridget nos indicó, de allí no iba sin conocer (en sentido bíblico) a James Dean Bradfield, el cantante de un grupo de melenudos galeses llamados Manic Street Preachers que tocarían el día siguiente en la ciudad. MJ nos dijo que tenía entradas y que mientras llegaba Nom'Tar podría servirnos de Cicerone por la ciudad, cosa que aceptamos con alegría. Al día siguiente tendríamos mucho trabajo, si es que sobrevivíamos a aquella noche...

16.4.05

Por petición popular: el Nigromante


El Nigromante muesta su poder

Querido diario:
En vista de que la imagen que ilustraba mi anterior entrada no ha reflejado en su totalidad el poder del Nigromante, hago un nuevo y diminuto añadido para colocar esta otra fotografía que creo que si que recoge su majestuosidad y oscuras intenciones.
Ahí queda eso.

En busca de la Strudel Slayer


El Nigromante

Querido diario:
En compañía de Tom-Asín, Scythe y un servidor, el misterioso hombre que nos acababa de anunciar la noticia de la apertura del Culo del Infierno en Alicante (al que a partir de ahora me referiré como "El Nigromante") nos llevó a su Santa Santorum en la villa de Sella.
En una majestuosa edificación de piedra caliza fuimos recibidos por una encantadora y dicharachera señora, la "Bruja de Sella", madre del Nigromante de marras, que nos dio conversación mientras un enorme perro negro de infernal apariencia llamado Sauron no nos quitaba el ojo de encima. El Nigromante, de nombre Carolus el Grande, después de salvarnos de las garras de la "Bruja", nos acompañó a su salón de meditación y delante de varios enormes y polvorientos volúmenes ajados por la edad y el uso nos comenzó a relatar toda la información que hasta la fecha había podido recabar acerca del peligro peligroso que se nos echaba encima...
Aunque un servidor de ustedes tenía contactos con algunos círculos de estudiosos de lo Oculto en mi siglo XIX como la Talamasca y no había entrado a formar parte del Consejo de los Vigilantes por muy poco (suspendí Gimnasia con un 4), había asuntos como los del Culo del Infierno que se escapaban a mis conocimientos enciclopédicos. El Culo del Infierno es un portal interdimensional que hace la tira de milenios fue abierto por un Strudel muy cafre llamado el Amito Grande (Big Little Master, para los que sus gusta la versión original subtitulada) con la sana intención de que por él se colaran en nuestra realidad todos los seres más horrendos y temibles de los infiernos inferiores habidos y por haber, pero no contó con un factor sorpresa: una ventosidad cósmica lo atrapó a él mismo dentro del esfinter anal infernal y como hacía tapón, pues ni entraba ni salía ningún demonio ni ningún zurullo infernal hacia nuestra dimensión. Aunque nos salvamos aquella vez por el pedo de una vaca, se quedó un residuo chungo en el ambiente y por esa razón hacia Alicante se han visto arrastrados toda clase de criaturas de mal vivir y oscuras intenciones: Julio de Espanya, PepeLuí Alperi, Frederico Trillo, Daniel Simón,... Durante siglos los sirvientes del Amito Grande intentaron reabrir el Culo del Infierno usando diversos sistemas pero hasta el momento habían fracasado. Pero en estos últimos días, con la muerte de tantas eminentes personas: el doctor Jiménez del Oso, Joaquín Luqui, El Paparl JP-2 (Hércules 0) y Rainiero de Mónacccco el reflujo psíquico del vulgo había creado una corriente regüeldera-repollera interdimensional que había actuado a modo de lavativa cósmica, provocando que hubiera una posibilidad de que se abriera de par en par el Culo del Infierno...
Viendo que la cosa se iba a poner chunga, pero chunga que te cagassss, incluso los Muermo-Boys se habían llevado las manos a la cabeza (porque les iban a estropear el tema de su Apocalipsis Monicaco, y ya habían hecho una inversión considerable con las camisetas, pegatinas y demás recuerdos del evento), por lo que se había decidido que había que detener a los Strudels y los bicharracos que pudieran ir saliendo del Culo del Infierno y devolverlos allí de dónde hubieran salido sin vaselina ni nada.
La verdad es que ya estábamos acostumbrados a estar en medio de movidas que nos quedaban muy grandes, pero aunque todos estábamos de acuerdo en lo que se debía de hacer, no teníamos muy claro lo de la importancia de la tal Strudel-Slayer. Porque, tal y como dijo Scythe, ¿qué puñetas es un Strudel? ¿y quién es la Strudel-Slayer? Buenas preguntas, sí señor.
Sobre los Strudels, el propio Tom-Asín nos contó que desde el inicio de este mundo habían aparecido una serie de extrañas criaturas ajenas a las demás creaciones del Gran Demiurgo. Unas habían sido creadas por los poderes coetaneos al Altísimo, como los Monicacos creados por Man-Olín a partir de la Cacota Primigenia, pero había otros seres que habían aparecido por generación espontánea como los Muermo-Boys o estos Strudels. Los Strudels son criaturas de la noche, seres sin alma que habitan carcasas de apariencia humana animadas por oscuros poderes infernales o tal que asi, muchas de las cuales han sido el germen de múltiples leyendas y novelas sobre hadas, duendes, fantasmas y vampiros varios a lo largo de los siglos. Los Strudels, nombre que recuerda a un dulce alemán que engorda mogollón, son muy cafres y usan sus habilidades para atraer hacia el Lado Oscuro del Dado a todo aquel que se lo pone por delante, alimentándose de sus neuronas, y teniendo una predilección por aquéllos que tienen un alto nivel de frikkitones en la sangre. Son seres inmortales pero desde el inicio de los tiempos se las han visto con la horma de su alpargata: la Strudel-Slayer.
Según dicen los antiquísimos Pergaminos de Marujita Díaz y algunos capítulos del Muermonomicóm, un grupo de hechiceros atlanteanos y de Valladolid se reunieron con los Muermo-Boys ante el acechante ataque de los Strudels, que les cazaban y les daban la brasa más de la cuenta. Los Muermo-Boys les entregaron a esta orden de magos un poderoso sortilegio que les permitiría crear un arma definitiva contra el voraz acoso de los Strudels. Ni que decir tiene que conociendo lo salidos que estaban (y están, para qué negarlo) los Muermo-Boys, el hechizo serviría para imbuir de enormes poderes a una buena moza de carnes prietas y razones evidentes. Desde aquel momento, y como se cita en los documentos que tenía el Nigromante en su mesa: "En cada generación hay una Escogida. Una chota en todo el mundo mundial. Ella sola luchará contra los Strudels, los demonios y las fuerzas de la Derecha más Retrógrada. Ella es la Cazadora de Strudels, la Strudel-Slayer".
La orden de magos acabaría derivando en un grupo de enterados en asuntos oscuros y mágicos que operaban desde Inglaterra, el Consejo de los Vigilantes, cuya misión principal era detectar a las futuras Strudel-Slayers y asignar un Vigilante que debía entrenar y preparar a la Strudel-Slayer para lo que se le venía a la pobre encima.
La última Strudel-Slayer había sido aniquilada por un Strudel armado con una mortal cucharilla de café y ahora teníamos que encontrar a la nueva, para entrenarla y lanzarla a que se liara a tortas con los bichos que nos iban saliendo del Culo del Infierno en Alicante. Como parecía claro que el Consejo de los Vigilantes eran ingleses y el único inglés que había por allí era un servidor, estaba claro que debía ser yo el que me desplazara hasta la tierra del Tamesis para ver si me decían ande podía estar la chiquilla ésta.
Me despedí afectuosamente de mi padawan de Muermo-Boy, Scythe, que dejé en los amorosos y tiernos brazos de Tom-Asín y del Nigromante y a bordo de mi máquina de desplazamiento temporal lo preparé todo para partir hacia Londres, sede del Consejo de marras.
Activé mi máquina y siguiendo el camino indicado en mi Guía Campsa de Agujeros de Gusano 2005 me encaminé hacia lo desconocido...

15.4.05

Guerefolk, el Monicaco Amigüito


Tom-Asín, el monicaco rural

Querido diario:
Con la ayuda de mi estimable "padawan muermo-boy" Scythe fue pan comido encontrar el paradero del siguiente supuesto personaje que el ínclito Robin "J.B." FistFucking nos encargaba encontrar para que nos auxiliara en nuestra tarea de rescatar del olvido al llamado Monicaco Pródigo, una figura muy importante en el próximo Apocalipsis Monicaco.
Scythe hizo uso de todos sus conocimientos en el manejo de las enormes bases de datos contenidas en la "Red de redes" (o intercuenno, como él la llama familiarmente) para cotejar la fotografía que arriba se ve reproducida del tal Tom-Asín, el monicaco rural, como es llamado en algunas de las páginas del Muermonomicom, para dar con su paradero actual.
Desde luego lo que no me esperaba era que esta criatura legendaria andara hoy en día trabajando como arqueólogo en algunos yacimientos españoles como si tal cosa. Pues sí, aunque una de las últimas pistas que teníamos sobre él recaía en Camporrobles, un pueblecito de la provincia de Cuenca (si mal no estoy informado) donde comandaba una cuadrilla de intrépidos descubridores del pasado más ancestral de este país, en el día de hoy estaba de viaje con un par de enigmáticos seres en Valencia, la capital del Turia.
Raudos y veloces nos encaminamos a bordo de mi vehículo de desplazamiento temporal para interceptarlos. Gracias al Mapa de agujeros de gusano Campsa 2005 fue mucho más sencillo entrar en uno de ellos y salir sin más dificultades en la entrada a la ciudad. No voy a hacer comentarios sobre Valencia, ya que sé que no voy a ser neutral al respecto y más vale que para decir algo desagradable, no diga nada...
Nuestra presa estaba en esos instantes dentro de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en frente justo del centro comercial El Saler, y después de aparcar como buenamemte pudimos la máquina temporal nos dirigimos hacia la taquilla para poder entrar en el interior del recinto.
Scythe usó sus habilidades cognoscitivas de padawan y me aseguró que Tom-Asín estaba en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, en unas de cuyas salas se estaba llevando a cabo la exposición de los Guerreros de Xian, unos monigotes de terracota que representaban a un ejército de chinillos de hace un porrón de años, y que como era gratis la entrada pues estaba aquello hasta arriba de personillas ociosas para verlos en vivo y en directo. Nos introducimos como buenamente pudimos en la cola, haciendo caso omiso a todas esas personillas que no paraban de quejarse sobre la organización de las filas, sobre si los grupos organizados se colaban y entraban antes que los meros mundanos, y mil y una tontería más.
Después de casi 2 horas y media pudimos entrar en el recinto de marras y comenzamos a investigar la zona para ver si dábamos con él. Y efecto le vimos, pero no estaba solo. Para nuestra sorpresa nos encontramos con que además del propio Tom-Asín estaba allí el mismísimo Robin "J.B." FistFucking y par de individuos grandes y forzudos. Decidí acercarme hasta allá directamente y sin dar más rodeos. Al llegar pude darme cuenta del gran poder que emanaban estos seres. Robin nos dirigió una mirada fugaz y el propio Tom-Asín se nos presentó con un "Hola, ¿quieres ser mi amigüito?" para al momento notar un flash de luz que nos dejó cegados y paralizados. Un momento muy chungo, sí señor...
Cuando recobramos la vista estábamos solos en la habitación y las estatuas de terracota se habían comenzado a mover, dirigiéndose hacia nosotros. Estábamos en clara inferioridad numérica: 2 contra tropocientos quince muñecos de arcilla con muy mala leche. Cuando la cosa parecía que no podía ser peor y ya estábamos un servidor de ustedes abrazado a Scythe (el cual lloraba como una nena histérica) pensando que nunca más volvería a probar los pastelitos que hacía mi abuela un rugido terrorífico hizo que nuestros atacantes se pararan en seco y giraran sus cabecitas de barro con ojos rasgados hacia un lado. Allí estaba una criatura de casi dos metros y medio, recubierta con un espeso pelaje rojizo y rizado, erguido sobre sus tres musculosas piernas (bueno, luego me di cuenta de que la tercera no era una pierna pero casi...) que con enormes garras en sus manos gigantescas comenzaba a reventar a diestro y siniestro a todo muñeco que se moviera más que Barbie Tetrapléjica (con su vaso de cianuro con pajita incluido, ¡que guay es Barbie!). Con un azadón y un pico en cada una de sus manos se puso a hacer una enorme zanja allí en medio y arrojó los restos de los soldados que ya estaban desmenuzados mientras con una risa extraña (¡¡ajaja ajaja ajaja!!) daba cuenta de ellos.
Una vez terminado, comprobamos cómo comenzaba a perder tamaño y de nuevo era aquel entrañable y sonrosado hombrecillo que habíamos visto antes: Tom-Asín.
Todavía un poco asustados (y con un incómodo peso en los calzoncillos) me acerqué a Tom-Asín presentándonos, y contándole todo lo que hasta la fecha nos había ocurrido desde que me dieron el Muermonomicom en Nueva Orleans hasta que había hablado con Robin y había reclutado a Scythe para la causa. Tom-Asín me comentó que ya estaba puesto al día pero que estaría encantado de unirse a nuestro grupo en pos de buscar al Monicaco Pródigo. A Scythe le pudo la curiosidad y le preguntó a nuestro nuevo compañero por la enorme forma que había adopatado para salvarnos de aquellos monigotes y Tom-Asín dijo que él era un monicaco rural, estaba más a gusto en medio de la más agreste naturaleza y gracias a la Velocidad del Pasmo podía soportar los más bruscos cambios climáticos del entorno (hiciera frio polar o calor desértico, él solía ir siempre en pantalón corto y camiseta y sonrosadito y sudoroso). Además podía canalizar el mismísimo poder primigenio monicaco y tomaba la forma del legendario Guerefolk, el monicaco amigüito, sin duda fuente original de los mitos sobre los licántropos y demás seres medio hombre medio animal. Parece ser que habíamos tocado una fibra sensible a algunas fuerzas que no les molaba nada nuestros avances en reclutar personal para encontrar al Monicaco Pródigo y se habían servido de las estatuas de los Geyper-Man de barro éstos para intentar impedir que llegáramos a buen término la misión. Pero no contaban con que Tom-Asín nos ayudara. Sin duda con su apoyo, la búsqueda del Monicaco Pródigo sería más sencilla.
Nos encaminábamos hacia la salida de la Ciudad de las Artes y las Ciencias cuando aparecieron por allí los dos enormes tipos que acompañaban inicialmente a Tom-Asín y a Robin, uno de ellos (el más grande, con un aura de poder considerable) nos comentó que debíamos abandonar momentáneamente nuestra búsqueda del Monicaco Pródigo ya que una posible desgracia estaba a punto de caer sobre nuestro mundo: los Strudels habían conseguido abrir el Culo del Infierno en Alicante, y solo una persona en todo el mundo tenía el poder para detenerlos...
Había que traer a una chica, la Escogida, La Strudel-Slayer.

14.4.05

El Día de la (antigua) República


La bandera de la 2ª República Española

Querido diario:
Esta vez solo quiero utilizar este vehículo de expresión que tengo para conmemorar el día de hoy, 14 de abril de 2005, día de la 2ª República Española. ¿Extraño que un súbdito del gobierno de Su Graciosa Majestad Británica celebre este día? Sí, porque aunque un Servidor de Ustedes simplemente esté de paso por su país y por su tiempo, también tiene la sangre ROJA y el corazón A LA IZQUIERDA.
La 2ª República Española no fue todo lo buena que tendría que haber sido, eso no lo puedo negar, pero tampoco creo que deba ser demonizada. Hubo gobiernos de derecha y de izquierda, hubo hambrunas, corrupción, huelgas generales, fue uno de los momentos más movidos de la reciente historia española (y de aquellas nacionalidades y regiones que la componen) pero también hubo grandes avances: salíamos de un siglo XIX muy largo y muy conservador, con una Dicta-blanda (la de Miguel Primo de Rivera y su "sustituto" Berenguer) que algunos entendidos dicen que fue parte del motivo por el que aquél 12 de abril de 1931 ganaron las elecciones los que apoyaban a la República, aunque no se proclamaría el cambio de sistema de Estado hasta el día 14 de abril de 1931 (fecha a celebrar), una vez que Su Majestad Don Alfonso XIII de Borbón firmara su Carta de Renuncia como Soberano del país y en las principales poblaciones por fin se izaran las primeras banderas tricolores en sustitución de la tradicional rojigualda: Eibar, Madrid, Barcelona,...
Por la 2ª República Española pasarían varios presidentes de la República y otros tantos presidentes del gobierno, varias elecciones generales y cambios en el color de la mayoría a gobernar los destinos de este país y si bien las 2 Españas (la Roja y la Azul) estaban cada día más separadas, y no hay más que ver "lo de Asturias del '34" para entenderlo, sería la amenaza de la vuelta al gobierno de los partidos de izquierda agrupados en el Frente Popular (que ganaron las elecciones generales del 16 de febrero de 1936) la que junto a otros factores de diversa índole llevarían al Glorioso Alzamiento Nacional el 18 de julio de 1936 y a la Guerra Civil Española que duraría 3 largos años y acabaría con una nación aplastada y devuelta al abismo del conservadurismo más primitivo y retrógrado. Porque lo chungo no duró solo hasta el 31 de marzo de 1939, cuando cayó finalmente el último reducto republicano en la costa mediterránea, sino que se alargó durante casi 40 años, hasta que Dios quiso llamar a su lado al Caudillo de España el 20 de noviembre de 1975.
Hablar de la Guerra Civil es muchas veces reabrir viejas heridas, porque siguen ahí, y hoy parece que más que nunca. Estar durante 8 años viviendo en un país gobernado por la Derecha más chula y vacileta que te puedas tirar a la cara (uy, perdón, no, que son de Centro...) sirvió para que nos diéramos cuenta (y llevo muy poco tiempo en este 2005, pero hasta yo lo he visto) de que el problema seguía ahí. Por desgracia, con el Gobierno Socialista no estamos avanzando tampoco mucho más...
En fin, que he hecho este pequeño inciso en mi diario habitual para conmemorar aquel periodo histórico de este país que a mi entender fue un bueno momento y que de haber seguido adelante (o la Guerra Civil haberse alargado unos meses más para llegar a internacionalizarse con el estallido de la II Guerra Mundial) quién sabe si ahora estaríamos en la situación en la que estamos...
¡¡Salud y República!!

13.4.05

Scythe, el tipo de la música rara


Scythe, el hombre ha vuelto...

Querido diario:
Fue toda una sorpresa comprobar que Alicante seguía allí tal y como la había abandonado varios meses atrás. Mi periplo por Louisianna (USA) solo me había traido problemas: el descubrimiento del Muermonomicom, las revelaciones tan chungas del tal Robin "J.B." FistFucking, mi corta entrevista con Einstein el guardián de los agujeros de gusano,... Tenía que buscar al "Monicaco Pródigo" pero no tenía nada claro para qué: ¿impediría esto el Apocalipsis Monicaco? ¿lo precipitaría? ¿ganaría el Barça la Liga?
Me indicaron que debía buscar a una serie de individuos especiales que me ayudarían en mi misión y el primero de ellos que debía de buscar era un tal Scythe. Vale, tenía una foto del tipo y la verdad es que no me daba muchas esperanzas, no.
El sobre que misteriosamente apareció en el salpicadero de mi vehículo de desplazamiento temporal contenía además de la foto de marras y la nota que leí anteriormente sobre lo que debía hacer un dossier con información acerca de este "caballero". Parece ser que es muy aficionado a la música, aunque los grupos y solistas de su predilección son un pelín desconocidos para mí (no me he podido poner mucho al día en cuanto a avances musicales, aunque eso del Regguetón me pone los pelos de punta y ya no te digo nada del tal Bisbal, que es oirlo y me da la taquicardia). También es un gran entendido en tecnología de entretenimiento de finales del siglo XX y principios del XXI (video-consolas de 8 bits, creo que algunas se llamaban) y le apasiona el cine de autor (un tal David Cronemberg y otro llamado John Carpenter), así que el lugar donde sería más fácil que lo localizara es Cinema Paradiso, una tienda especializada en artículos promocionales de cine (postales, camisetas, carteles, bandas sonoras, memorabilia, etc.) en la calle César Elguezabal nº49 de Alicante, regentada por un inmigrante francófono llamado Christian Claveau A.K.A. "El Gabachuá" con el que trapicheaba de vez en cuando.
Estuve vigilando las inmediaciones de esta tienda durante un par de tardes, comprobando quién entraba y quién salía, usando mis fotografías de Scythe para ver si lo reconocía. Finalmente, la tercera tarde apareció un hombre que tenía un ligero aire fisionomicamente hablando con el que yo buscaba. Estuvo un buen rato dentro y cuando salió le abordé. Le dije que necesitaba hablar urgentemente con él, pero me miró como si fuera un bicho raro y excusándose me señaló hacia el cielo mientras me decía: "¡Mire, un burro volando!" Como me habían pasado tantas cosas estos últimos días me giré para ver el prodigio, pero había sido un ardiz para escaparse corriendo.
Intenté seguirlo atravesando Alfonso X el Sabio pero el tráfico intenso me lo impedía, se me iba a escapar de las manos, así que dejé que fuera la tecnología la que hiciera caer la balanza a mi favor. Me dirigí a mi máquina temporal, activé los sistemas de control temporal precisos y cambié la palanca de control a manual. El zumbido del motor comenzó a colarse dentro de mi cabina mientras veía cómo el mismo continuo espacio-tiempo se contraía sobre sí mismo...
"¡Mire un burro volando!"
Pero en ese instante mientras Scythe intentaba huir se encontró con un puño en sus costillas, un rodillazo en sus genitales y un certero golpe de kárate en la nuca que lo dejaría inconsciente el tiempo necesario para que pudiera meterlo a empujones en mi vehiculo de desplazamiento temporal. Mi otro yo, es decir, mi yo de hacía 1o segundos atrás, seguía mirando hacia arriba mientras buscaba el jamelgo volador. Para asegurarme de que el tiempo seguía adelante y no creara una paradoja temporal de esas chungas que hacen que el Universo implosione me volví a meter en mi máquina temporal y volví de nuevo a cambiar el control a manual y otra vez el tiempo volvía a fluir de manera antinatural...
Una vez comprobado que mi yo de hacía 10 segundos seguía mirando hacia arriba y mi otro yo de fuera del tiempo se llevaba a Scythe después de golpearle, utilicé sus ropas y una peluca rubia para salir corriendo por en medio de Alfonso X el Sabio justo en el momento en el que mi yo de hacía 10 segundos atrás miraba y se daba cuenta de que Scythe se le escapaba, momento que había propiciado que se subiera en la máquina del tiempo para volver atrás y detener a Scythe cuando se me escapó, digo se le escapó, bueno, eso mismo...
Regresé a mi máquina de desplazamiento temporal aparcada enfrente del antiguo cine Monumental a punto para que un "vigilante de la hora" no me multara por haberlo dejado allí sin poner el puñetero ticket. Me monté, me quité la peluca rubia y comprobé que mi huesped seguía inconsciente golpeandole un par de veces en la cabeza con el extintor que siempre llevo debajo del asiento del copiloto.
Scythe tardaría casi tres horas en despertarse, tiempo que aproveché muy bien para preparar mi base de operaciones, oculta en el interior del monte Benacantil, que acoge la fortaleza o Castillo de Santa Bárbara. Scythe volvió a la vida y aunque al principio no sabía muy bien de qué le estaba hablando exactamente con el tema del "Monicaco pródigo" y el "Apocalipsis Monicaco" me comentó que había tenido unos sueños extraños y recurrentes (dejando de lado los que tenía habitualmente sobre señoritas de enormes senos escasas de ropa en actitud ludico-festiva con hombres de enormes miembros erectos...) La verdad es que el análisis de la muestra de sangre que le había hecho revelaba una enorme concentración de Frikkitones (partículas subatómicas descubiertas por el doctor Cuky de la Universidad de Pasadena en 1998, que se adherían a las neuronas provocando extraños casos de conocimiento y filias poco saludables para la salud física y mental y la económica) por micrón y eso era para sospechar que este joven era especial. No era un monicaco, al menos no uno puro, tal vez tuviera algún antepasado monicaco... ni había desarrollado la Velocidad del Pasmo (el principal poder de los monicacos) pero había algo, seguro.
Cuando ya estaba dispuesto a dejarlo correr ya que no parecía conocer nada de mi misión, tuvimos una visita: de nuevo se presentaba saliendo de entre las sombras de una esquina de la habitación, ÉL, Robin "J.B." FistFucking. Caminaba lentamente mientras fumaba un enorme (y apestoso) habano, sus largos dedos recorrieron las paredes de la habitación y sus ojos verdosos chisporroteaban por dejabo de sus gafas de sol. Ante esta presencia Scythe se echó al suelo atemorizado, como si hubiera visto al mismo demonio en persona. Robin habló con su voz grave (ríete tú de James Earl Jones o de Constantino Romero) y nos dijo que Scythe era una de las personas que me ayudarían en mi búsqueda para encontrar al "Monicaco Pródigo", el destino del muchacho estaba en mis manos ya que era un Padawan Muermo-Moy y cuando su entrenamiento terminara ocuparía su lugar junto a Robin y a sus demás oscuros hermanos...
Sorprendido ante la noticia Scythe juró allí mismo que no descansaría hasta encontrar a aquel legendario individuo, el Monicaco Pródigo, y que podía contar con él y con sus habilidades para llevar a buen término la misión.
Cuando intenté preguntarle a Robin sobre si teniamos que buscar a más de estos seres peculiares, ya no estaba. En el suelo, allí donde estaba él segundo antes había otro sobre con un nombre escrito en él: Tom-Asín.

7.4.05

El Libro de los Muermos Episodio 3 El Retorno del Monicaco

Querido diario:
Escribo estas lineas mientras se realinea la holomatriz empática del servomotor de los limpiaparabrisas (nunca se sabe cuando te van a hacer falta en perfecto estado de revista). Empaqué a toda prisa mis pertenencias en mi vehículo de desplazamiento temporal y después de revisarlo de arriba a abajo y por los lados para estar completamente seguro de que funcionaría a la perfección me senté de nuevo a los mandos de esta maravilla de la técnica decimonóniga. Cual fue mi sorpresa cuando encontré un sobre grisáceo en el salpicadero de caoba senegalesa de mi máquina temporal, lo abrí con cuidado ya que la misiva estaba dirigida hacia mi persona y me encontré con este mensaje: "El Apocalipsis Monicaco está en marcha y habrá una serie de señales que lo confirmarán: la muerte de varios monarcas y líderes en breves y continuas fechas será solo el principio. Debes encontrar al Monicaco pródigo y devolverlo al redil antes de que sea demasiado tarde para todos. Sigue estas indicaciones en el mapa que acompaña a estas letras y llegarás hasta su localización a través de los agujeros de gusano"
Visto lo visto, me acomodé dentro del vehículo y después de hacer las comprobaciones adecuadas, conecté el condensador de fluzo y rápidamente me incorporé a la corriente temporal con un ágil volantazo. Tras esto pude comprobar cómo el agujero de gusano se abría ante mí y se tragaba mi transporte temporal cual maëlstrom hambriento de barcos. Los múltiples caminos se entrecruzaban delante mio, los colores se difuminaban a mi alrededor creando un bello y mortal arco iris de luz y sonido que me cegaban, pero yo estaba siguiendo las indicaciones al pie de la letra y conducía como un campeón de rallyes (chúpate esa Nani Roma)
De repente, nada... Pero nada, de nada. Que te digo que nada, que no, hombre, que no.
Mareado ante la experiencia me encontré en un iceberg de hielo blanco y puro, rodeado por un mar negruzco, era de noche pero no había ninguna estrella en el firmamento ni la luna brillaba y aún así se veía con tanta claridad como si fuera de día. Delante mio estaba un hombre vestido con un traje de chaqueta negro, camisa blaca y corbata oscura. Entrado en años (cerca de la cincuentena), con escaso cabello canoso y sus ojos eran completamente negros (sin rastro de blanco alguno en ellos) Yo, muy educado, me presenté y le pedí que me dijera dónde me encontraba y si él era el monicaco pródigo... El hombre se acercó hasta mí y me dijo que él era uno de los Antiguos, que vigilaba esa parte del continúo espacio-tiempo al que se podía acceder a través de los agujeros de gusano. Me miró bien y me preguntó si yo tenía algo que ver con John Crichton o los Scarran, como no sabía de qué me hablaba exactamente (aunque conozco muy bien el trabajo del astronauta John Crichton) le dije que no y a otra cosa mariposa. Le conté todo lo que me había ocurrido en los pasados días con el libro de los Muermos y la aparición del tal Robin "J.B." FistFucking y sus encargos para el próximo Apocalipsis Monicaco. El Antiguo (al que empecé a llamar Einstein, no sé porqué...) me indicó que era primordial que hallara cuanto antes a aquellos que me facilitarían la existencia y el trabajo de encontrar al monicaco pródigo.
Me dio las indicaciones para encontrar a uno de ellos: Scythe, un enigmático hombre, poseedor de inimaginables poderes relacionados con la música "rara, rara, rara". Me entregó una foto y una dirección en Alicante (qué casualidad, el sitio donde aparecí por primera vez, ¿estaría todo orquestado por algún poder superior?) donde debía encontrarle. Tras esto me deseó un buen vieje y con un resplandor cegador de nuevo me encontré a bordo de mi máquina de desplazamiento temporal atravesando los infinitos caminos del agujero de gusano. ¿Habría sido un sueño? ¡No! ¡La foto de Scythe estaba en mi mano izquierda!
Tuve un presentimiento y cogí una bifurcación a la derecha después de señalizar con el intermitente (a tiempo de no chocar con una pequeña lanzadera blanca de la IASA que venía en dirección contraria) y de repente, el espacio normal y el tiempo ralentizándose. Allí estaba de nuevo, en Alicante, en mitad de la Rambla de Méndez Núñez, a la altura del Pans & Company, con un autobús delante y un Seat Mondeo Rojo al lado que no paraba de pitar al furgón amarillo que estaba aparcado en doble fila...