Crónicas de un caballero británico victoriano viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo

Las entradas en el diario de Lord Edgar Rouen Crossbower y su peculiar punto de vista decimonónigo mientras salta de época en época buscando a sus amigüitos perdidos...

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Nacido en Londres en la primera mitad del siglo XIX, nuestro héroe formaría parte de los movimientos sociales más convulsos del Imperio Británico. Conocidas sus inclinaciones socialistas y marxistas y sus amistades con lo peor de los literatos finiseculares británicos, sería ésta la causa de que Herbert George Wells le propusiera que acabara probando su máquina de desplazamiento temporal que lo arrastró miles de años hacia el futuro, enfrentándose con los Morlocks y los políticos ultraderechones de siglos venideros. Después de destruir un universo acabaría como dueño y custodio de un nexo interdimensional viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo conocido como la TEMPRANIS. Junto a su amada y a sus animalillos, continúa sus peripecias allí donde el destino le lleve...

21.4.07

Paradojas de predestinación: yo estaba allí porque tenía que estar

Querido diario:
Puse todos los sensores en modo activo con la intención de que registraran todo lo que sucedía allí desde aquel mismo segundo. Aún no teníamos señal de la máquina de desplazamiento temporal que conducía Scythe con la reliquia de la Santa Faz pero sí que recibíamos lecturas de gente acercándose y ya estaban a la altura del Barranco de Lloixa (lugar donde según la tradición tuvo lugar el primero de los milagrosos acontecimientos que darían lugar a la tradición y a la peregrinación anual al monasterio el segundo jueves de Pascua). Activé el circuíto camaleónico que nos hizo adoptar la forma de una nube y MacArralu preparaba su varita mágica para usar un hechizo de protección sobre la comitiva de creyentes que habían salido en peregrinación para pedir a la reliquia de la Santa Faz que intercediera con el Altísimo y acabara con la dura sequía que castigaba el campo alicantino ese año.
El grupo de personas seguían a Fray Benito de Valencia y prácticamente ya estaban llegando a la ermita de los Ángeles. Por los sensores de audio podíamos captar cómo los asistentes se quejaban de que no podrían asistir todos a la Eucaristía por lo que decidieron celebrarla en el exterior. La ceremonia era bastante normalita, pero se mascaba la devoción de la gente en cada palabra en latín que el fraile pronunciaba.
La alarma de proximidad me confirmó que estaba apareciendo en ese mismo instante la máquina de desplazamiento temporal que pilotaba Scythe y cambié la dirección de la TEMPRANIS embistiéndole violentamente. El choque fue duro, lo suficiente como para que cayéramos al suelo unos segundos. Ese corto espacio de tiempo fue el suficiente para que desde la máquina de Scythe surgiera un rayo de tracción que cayó sobre la reliquia de la Santa Faz que en esos mismos instantes estaba levantando delante de la concurrencia Fray Benito con la intención de bendecir a todos los presentes. Al ver que tenía la intención de cambiar el mismísimo pasado robando la Santa Faz antes de que se produjera el milagro, MacArralu usó su varita para hacer que el rayo de tracción levantara también al fraile.
La gente, sorprendidos ante el suceso, cayeron de rodillas mientras veían cómo la Santa Faz arrastraba hacia los cielos al fraile. Mis sensores detectaban un incremento en la energía de los sistemas de armas de la máquina del desplazamiento temporal, intenté meterme en su ordenador principal desde mis consolas usando los ordenadores malignos del Doctor Pak-Uito. Lo conseguí justo en el momento en que la imagen religiosa llegaba hasta lo más alto. Los sistemas de armamento se colapsaron y chorros de vapor comenzaron a salir de la máquina temporal de Scythe. Activé el sistema TRANSMAT para fijar a la reliquia que Scythe tenía consigo pero el propio Demonio Rojo intentaba reactivar sus escudos para detener el transportador. MacArralu decantó de nuestro lado la balanza al usar un hechizo para cortocircuitar sus paneles de mando y la Santa Faz fue transportada a nuestra nave. El calor resultante y la ionización de la atmósfera provocaron que comenzara a llover con fuerza ante los atónitos observadores de abajo (¡Milagro! ¡La Santa Faz ha hecho llover!). Usé el sistema camaleónico para que pareciera que nuestra nave y la de Scythe adoptaran la forma de la reliquia por partida doble. Sin quererlo, habíamos participado en la creación del 2º milagro y ya que aún teníamos al pobre fraile flotando en el aire, le bajamos con mucho cuidado y camuflamos ambas naves mientras que el agua seguía cayendo con fuerza.
La nave de Scythe seguía flotando gracias al campo de anulación gravitatoria que envolvía a la TEMPRANIS pero no sabíamos si éste estaría ya reparando los sistemas. Para evitar males mayores usamos el TRANSMAT para entrar en la nave enemiga. Nos materializamos en el asiento trasero (¡ah, si yo no fuera un caballero británico la de cosas que podría contar de lo que hice en mis días en aquellos cómodos y amplios asientos!) pero ya no estaba Scythe en los mandos y sí una grabación holográfica en la que el Demonio Rojo nos decía que de momento habíamos conseguido detener sus planes pero no podríamos detenerles siempre ni a él ni a los demás. Ante mi pregunta sobre el porqué de sus acciones y dónde había estado hasta aquel momento y cómo había sobrevivido mi nave, se limitó a sonreir (o por lo menos eso me parecía que estaba haciendo desde el interior de su máscara de lucha libre mexicana) y me aseguró que si sobrevivíamos, nos volveríamos a ver.
La imagen holográfica se desvaneció y pude comprobar que, al igual como yo hiciera meses antes, Scythe había activado el sistema de autodestrucción del motor temporal de la nave. Y sabiendo que la última vez me había cargado un universo con él, no me apetecía nada que encima fuera éste y en el pasado... Le dije a MacArralu que volviera a la TEMPRANIS y la sacara de allí viajando hacia el futuro, hacia el momento en el que habíamos ido detrás de Scythe. Yo intentaría sacar la nave del Contínuo Espacio-Tiempo en la autopista de agujeros de gusano. Si todo iba bien, la explosión no afectaría a ningún universo y aún podrían sacarme de allí con el TRANSMAT de emergencia que había instalado recientemente en mi rejoj de bolsillo, avisándola de que podían venir a recogerme.
¿Lo conseguiría?