El Colectivo TunOrg te quiere en sus filas
Querido diario:
Intenté por todos los medios aguantar los mandos de control de mi máquina de desplazamiento temporal, pero de nuevo las sacudidas que experimentamos en el viaje a través de los agujeros de gusano nos estaban dando más de un problema. Hice un giro a la derecha en el último momento en cuanto vi la señal de tráfico de la salida número 666 y comencé a aminorar la velocidad mientras los cambiantes colorines de las ondas del agujero de gusano pasaban a ambos lados de nuestro vehículo. Un brillo cegador delante nuestro nos informó que habíamos dejado el agujero de gusano y regresábamos al espacio normal. Unos chisporreteos en el panel de control de vuelo me indicaron que se me acababan de fundir un par de diodos del condensador de fluzo y los tendría que cambiar antes de volver a poner en marcha la máquina del tiempo. En la pantalla de información de vuelo se indicaba claramente la fecha en la que estábamos: 12 de junio de 2005. Hasta que arreglara la máquina tendríamos que quedarnos en este tiempo (casi dos meses después de nuestra salida de Londres) La verdad es que Alicante estaba como siempre, no parecía que hubiera ningún strudel ni otro demonio a la vista por lo que tal vez el Culo del Infierno no estaría abierto del todo aún y tampoco parecía que los Muermo-Boys hubieran desatado el Apocalipsis Monicaco.
Salimos de la máquina de desplazamiento temporal y casi al instante un sonido aterrador nos sacó de nuestra ensoñación ya que un grupo de hombres iban corriendo a toda velocidad arrastrando a duras penas a unas jovenzuelas de muy bien ver que intentaban zafarse de sus manos, pero lo peor era lo que venía detrás de ellos: una cuadrilla de hombres vestidos con ropajes negros de clara ascendencia anacrónica, con capas rojizas coronadas y adornadas de decenas de lazos de colores, con instrumentos musicales de cuerda entre sus manos. Bridget empezó a descojonarse, indicándome que se trataba de la Tuna, una panda de vividores universitarios que le echaban morro a la cosa, se vestían con ropas del siglo XVII y se dedicaban a dar la paliza con sus horribles canciones empalagosas a las jovenzuelas universitarias más calenturientas, a las que gomiaban bebida alcohólica y algún que otro revolcón sexual rápido y venido a menos. También se encargaban de intentar sacar pasta fácil tocando en bodas y bautizos por todo el morro. Yo ya había oido hablar de estos juglares wanna-be pero si bien cantaban y tocaban bastante mal, tampoco creo que fuera tanto como para que la gente huyera a su paso. Al ver que se acercaban nos dimos cuenta de que estaban un poco cambiadillos: sus pieles estaban pálidas y agrietadas y en varias partes de sus cuerpos habían unos implantes claramente tecnificados de última generación: oculares con mira láser, placas pectorales, brazos herramientas, etc. Al pasar cerca vimos que nos ignoraban pero tenían una cantinela que no paraban de repetir al ritmo de sus guitarritas, bandurrias y panderetas llenas de cables y aparatitos: "Semos el Colectivo TunOrg, clavelitos, la resistencia es fútil. Añadiremos vuestras distinciones biológicas, clavelitos, y tecnológicas a las nuestras, váis a ser asimilados... clavelitos de mi corazón"
Viendo el tema tan chungo que se nos ponía por delante, agarré a Bridget de la mano, que ya se estaba preparando para liarse a golpes con el primer TunOrg que se acercara a menos de 10 centímetros de su oido, y salimos de allí haciendo mutis por el foro. Desde un callejón pudimos ver una enorme nave negra con clara forma de pandereta que se recortaba en el cielo entre los edificios alicantinos. Estábamos en la esquina de la calle Alfonso X el Sabio con César Elguezábal y los TunOrg enganchaban a sus víctimas y a golpe de bandurria los infectaban con su "enfermedad", ya que al poco comenzaban a cambiar ante nuestros ojos y les crecían implantes cibernéticos y ropas negras anchas y capa y lazos de colores y al final les crecía un instrumento musical en uno de los brazos. A las chicas no las asimilaban, aunque estaba claro que algo en el timbre de aquellas voces monótonas y chirriantes las ponía todas dionosíacas, como perras en celo, por lo que enseguida se iban con ellos a donde fuera. Todos los TunOrg cantaban a la vez, por lo que parecía que estaban enlazados los unos a los otros en una especie de mente y conciencia colectiva, como las abejas o las hormigas (aunque a mí me parecían más bien cucarachos) Intentamos escondernos en Cinema Paradiso, pero estaba cerrado a cal y canto aunque había un cartel anunciador del Colectivo TunOrg en el que intentaban que la gente se uniera a ellos voluntariamente (y que reproduzco al principio de esta entrada de mi diario) ¿Qué podía haber pasado en Alicante durante nuestra ausencia?
Intenté contactar con el teléfono celular portátil de Bridget con mis aliados el Nigromante, Tom-Asín o Scythe, incluso llamé a Londres para ver si podía hablar con MJ Gunsmith o con Nom'Tar, pero parecía que los TunOrg controlaban las comunicaciones porque se oía una voz de una operadora que indicaba que "Timofónica les informa que en estos momentos hay sobrecarga en nuestras lineas, clavelitos, asín que intentelo, clavelitos, dentro de unos momentos, clavelitos de mi corazón..."
Cuando vi que la calle estaba despejada me acerqué hasta el vehículo de desplazamiento temporal y saqué de mi maletero un artefacto que creía me daría alguna solución de lo que estaba pasando por aquí. Era un monitor transtemporal que me había dejado un amiguete que había conocido en el siglo XXXI, un oficial de la Flota Temporal llamado Daniels que estaba involucrado en impedir que la Guerra Fría Temporal se extendiera por la corriente temporal y contaminara la misma linea del tiempo, cosa que algunos de los contendientes de esa guerra temporal querían hacer para alterar la línea temporal en su favor. Conecté el sistema y delante nuestra se formó un enorme plano holográfico que mostraba los momentos más importantes de la historia aunque claramente había una desvicación en su curso natural: parecía que los TunOrg originalmente eran miembros del Colectivo Borg, una raza de seres cibernéticos que querían asimilar en su colectivo a todas las formas de vida que se encontraran por la galaxia y que tenían su origen en la otra punta de nuestra galaxia. Lo curioso es que estos seres aparecían en la historia escrita en el siglo XXIV, cuando por dos ocasiones intentaron atacar el corazón de la Federación de Planetas Unidos (con sede en la Tierra) y fueron derrotados por un capitán de la Flota Estelar, un tal Jean-Luc Picard. Otros oficiales de la Flota Estelar se enfrentarían contra esta amenaza, siendo otro de los importantes el capitán Riverss de la USS Frontier, que lucharían contra un cubo Borg en el límite de nuestra atmósfera y que acabarían destruyendo la nave enemiga en el último momento. Pero los Borg escaparon a través del tiempo, cayendo los restos de su nave en el pasado, en 1986, en el campus de San Vicente del Raspeig de la Universidad de Alicante. Permanecerían ocultos y desactivados hasta que una noche de fiesta un grupo de tunos de la Facultad de Derecho entrarían en la zona en la que se estaba levantando el Museo Universitario (claramente con forma de un cubo, como las naves Borg) y al entrar allí fueron capturados y asimilados por los Borg, pero al estar tan lejos de su espacio natal y con el accidente hubo algunos cambios en su programación y asimilaron las características biológicas y tecnológicas de los tunos como su patrón primario y el resto de sus caracteres Borg se unieron por encima... Tras esto, les fue fácil recrear una nave con forma de pandereta y acudir a los diversos conciertos y reuniones que los tunos de todo el país hacían todos los años. Como en una pelicula de zombies de esas que tanto le gustan a Scythe, en pocos meses todos los tunos del país estaban asimilados en el Colectivo TunOrg y comenzaron a atacar por las noches en las zonas de marcha de cada ciudad, asimilando a los hombres y pasándose por la piedra a las mujeres que se quedaban prendadas de sus voces cuales marineros griegos de los cantos de las sirenas.
Vale, para variar estábamos mal, muy mal, peor incluso que en Londres. Intenté arreglar con un par de clips y un chicle el condensador de fluzo y a la tercera pude poner en marcha la máquina de desplazamiento temporal y entramos de nuevo en los agujeros de gusano. Por desgracia nos vimos detenidos en seco por una patrulla de Guadias Civiles Temporales, los cuales nos hicieron parar el motor, sacar la documentación y soplar el control de alcoholemia porque decian que nos habíamos incorporado demasiado rápido a nuestro destino. Por suerte pudimos evitar la multa ya que entre ellos estaba a modo de Sargento Chusquero el amiguete Einstein, el guardían de las realidades espacio-temporales que se entrecruzaban en los agujeros de gusano. Me comentó que nos había estado vigilando y sabía que habíamos entrado en una realidad desapercibida: una realidad que podría haberse dado en algún tiempo determinado y que creaba una nueva realidad divergente, con elementos similares y otros totalmente diferentes. Aquella realidad estaba condenada, pero el peligro realmente estaba en las emanaciones transdimensionales del Culo del Infierno: que interactuaban a la vez entre varios universos y que tal vez si se abriera dicho permitiría que los TunOrg se pasearan como si nada por todas las realidades a la vez. Este era otro motivo por el que debiamos evitar la apertura total del Culo del Infierno y encontrar también al Monicaco Pródigo frente al Apocalipsis Monicaco.
Desde luego, hay días en los que uno no tendría que haberse ni levantado.
Clavelitos, clavelitos, clavelitos de mi corazón... ¡¡¡Tocame un cojón!!!
2 Comments:
Utiliza técnicas de disuasión con esos "marditos" tunos, como darles con la bandurria en la jeta o metiéndoles la pandereta por el culo, que con las chapitas en los lados hará mucha pupa en la almorranilla. Abrazos.
Que desgaste neuronal se aprecia por estos lares,que derroche de falsa tolerancia y que prosa tan prolija...
Hacedle una favor a la humanidad y contaos los cromosomas.
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