Nuestro viaje llegaba a su fin. Gracias a los poderes mágicos de
MacArralu habíamos podido detener a la amenaza de
Lord Condemor y sus
Mortífagos y los estragos causados por la
transformación de los inocentes habitantes de Londres en
Mositos Peluchines había sido subsanada también por ella al devolverles su forma humana y haber eliminado todo rastro de maldad de la estatua del
Oso de Paddington. Por su parte,
Solitary_Moon había sido un descubrimiento en toda regla y la ayuda inestimable de
MJ Gunsmith habían decantado la balanza a nuestro favor en esta ocasión por lo que quería que permanecieran a mi lado para conseguir encontrar a mis aliados perdidos (
a los que cada vez más creía que estaban con vida al ver que el doctor Pak-Uito, el Monicaco Pródigo, y yo mismo habíamos sobrevivido a la destrucción del universo en otra realidad paralela). Tenía claro que
Clark(ito) Kent de Todos los Santos era un elemento destinado a hacer el bien, pero que debía permanecer en la Tierra para ayudar a la Humanidad por lo que me ofrecí a llevarle de vuelta a su época y situación geográfica más conveniente. MJ me dejó claro que su lugar seguía estando en las Islas Británicas ya que ahora era la
Directora de Misiones del Consejo de Vigilantes, pero dejó bien claro que cuando necesitara su ayuda podía acudir a ella sin contemplaciones. Solitary_Moon debía regresar también a su hogar pero también ella estaba dispuesta a ayudar si la ocasión así lo dictaba. Todos ellos me aseguraron que si recibían alguna pista o noticia sobre
el paradero de mis aliados no dudarían en ponerse en contacto conmigo para hacérmelo saber.
MacArralu fue la única que me dijo que estaba dispuesta a acompañarme en mis viajes ya que su tesina para el doctorado mágico podía esperar o ser más interesante ayudándome a mí en mis futuros conflictos. Acepté y le dí la bienvenida a la TEMPRANIS (no sabría hasta más tarde que su compañía vendría supeditada a la presencia en la nave de sus mascotas: la perra Pruna, el gato Manchas y el periquito Pocholo...) Mientras preparábamos la nave para los diversos saltos decidimos también recorrer a gusto Londres ahora que el trabajo estaba acabado.
Fuimos a tomar unas pintas de cerveza para celebrarlo a un pub irlandés subterráneo que MJ nos recomendó, gestionado por auténticos duendes irlandeses y servido por pixies voluptuosas que no paraban de caerse en las jarras, para deleite de la concurrencia del local.
Hicimos una breve visita en el siglo XIX para ver a mi viejo amigo, el mejor de los detectives del Imperio Británico, en su oficina del número 221B de Baker Street, pero en aquel instante no se encontraba allí sino que había salido para acompañar a una dama a Inverness, Escocia, junto a su fiel ayudante el doctor Watson... y volvimos al presente.
Nos pasamos un rato por 1941 a ver al Primer Ministro Winston Churchill en su búnker de las oficinas del
Gabinete de Guerra, detrás de Westminster y enfrente de St. James' Park.
Visitamos el ala ultrasecreta del MI5 en el interior del British Museum, en donde se reunían los miembros de la Liga de los Caballeros Extraordinarios durante la invasión marciana de 1899.
Paseamos por el Embankment y ayudamos a recuperar a los cadáveres de los 5 marineros que perecieron por intentar rescatar "la aguja de Cleopatra".
Y después de tantas cosas y emociones, nos despedimos de MJ Gunsmith y de
Nom'Tar (
que también había sido devuelto a su forma humana por MacArralu) y abandonamos el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Seguro que volveríamos.
La primera parada fue de nuevo la Fortaleza de Soledad de Clark(ito) Kent para dejarle allí a buen recaudo. Su padre, Jod-Er, nos agradeció haber cuidado de su nene y nos despedimos con abrazos y besos.
Tras esto saltamos a Alicante (a la que no había regresado desde la destrucción del universo en la otra realidad paralela) y dejamos allí a Solitary_Moon, que nos invitó a que la visitáramos en cualquier momento.
Finalmente fuimos a Joguarts a recoger las cosas de MacArralu. La ayudé a subir varios baúles, maletas y cajas cargadas de libros, pergaminos, dvds, cedeses y demás parafernalia de estudio e investigación mágica. Y de repente una cosa peluda se me echó encima y empezó a lamerme la cara. Era Pruna, y mi vida nunca volvería a ser la misma...
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