Navidad, me cago de la emoción...

Querido diario:

Hoy he regresado junto a mis compañeros de viaje al siglo XIX para pasar estas entrañables (¡juas juas juas!) fiestas en compañia de la familia. Creo que he aguantado diez minutos y me he ido corriendo de vuelta a la TEMPRANIS. Creía yo que este intermedio entre saltos espacio-temporales y nuestras últimas aventuras contra la Invasión de la Navidad darían fuerzas para continuar adelante, pero ha funcionado como un repulsivo.

Porque, si celebramos el nacimiento de una figura revolucionaria como la de Cristo ¿a qué viene este afán consumista? ¿por qué hay que tratar mejor al prójimo que el resto del año? ¿acaso no son igualmente mierdas con ojos? ¿o hay algún elemento modificador del estado de ánimo que nos hace parecer mejores de lo que realmente somos y solo funciona desde el 22 de diciembre hasta el 7 de enero? Tantas preguntas estúpidas a falta de respuestas igual de idiotas...

Que paséis bien estos días de fiestas si no curráis y si lo hacéis pensad que ya queda menos para el día 1 de enero (que la mayoría no trabaja, esperemos que tú tampoco) y ya está.

Dejo por aquí abajo lo que a la mayoría de los adoradores de las diversas creencias de raíz cristiana preferirían que hubiera ocurrido respecto del nacimiento de su Salvador y mesías, tal y como se supone que quedó reflejado en los Evangelios. Eso sí, la música no está nada mal para ser del mismo album que contiene Relax, porque los Frankie goes to Hollywood eran la leche...

The Power of Love