Crónicas de un caballero británico victoriano viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo

Las entradas en el diario de Lord Edgar Rouen Crossbower y su peculiar punto de vista decimonónigo mientras salta de época en época buscando a sus amigüitos perdidos...

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Nacido en Londres en la primera mitad del siglo XIX, nuestro héroe formaría parte de los movimientos sociales más convulsos del Imperio Británico. Conocidas sus inclinaciones socialistas y marxistas y sus amistades con lo peor de los literatos finiseculares británicos, sería ésta la causa de que Herbert George Wells le propusiera que acabara probando su máquina de desplazamiento temporal que lo arrastró miles de años hacia el futuro, enfrentándose con los Morlocks y los políticos ultraderechones de siglos venideros. Después de destruir un universo acabaría como dueño y custodio de un nexo interdimensional viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo conocido como la TEMPRANIS. Junto a su amada y a sus animalillos, continúa sus peripecias allí donde el destino le lleve...

8.12.06

El futuro es muy oscuro... (trabajando en el fogón)

Querido diario:
Estábamos cenando plácidamente cuando sin venir a cuento MacArralu me preguntó el porqué de nuestros viajes a través del Contínuo Espacio-Tiempo. Mi respuesta, muy meditada entre bocado y bocado, fue que estaba intentando recuperar a mis compañeros después de que tuviera que verme obligado a destruir una rama espacio-temporal (decir rama es un mero eufemismo: destruí un universo, ¡con dos cojones y un palilto!), y dado que yo sobreviví a dicha experiencia, pues es de suponer que aquellos otros seres tan poderosos bien podrían haberse salvado también. Como ya anoté anteriormente en una entrada de éste mi diario, marqué a todos mis compañeros (y también al Monicaco Pródigo) con una tarjeta de localización temporal y he puesto los sensores de la TEMPRANIS a buscar por todo lo ancho y lo hondo del multiverso cualquier rastro que pudiera conducirme a su actual paradero pero hasta ese momento no hemos tenido ninguna suerte, todas han resultado ser falsas alarmas.
MacArralu me comentó que siempre habíamos estado saltando a lugares y épocas pasadas o presentes, pero nunca hacia el futuro y quería saber porqué no me gustaba adelantarme en el tiempo para ver lo que avecinará al universo. Le dije que ya tuve bastante de futuro con mi anterior máquina del tiempo (estar en el año 802701 y enfrentarme a los grotescos Morlocks para salvar a la pánfila de Weena, que estaba por cierto bastante güenna la jodía, y al resto de los Eloi ya era bastante para mí y para cualquiera con dos dedos de frente) pero si ella quería saber lo que nos esperaba a la vuelta de la esquina preparé el sistema de navegación temporal para salir de la corriente actual y saltar por los revueltos meandros del río cronal y salir finalmente en el siglo XXIII en la cercanía de un mundo altamente civilizado lleno de ciudades que se perdían en la inmensidad de su horizonte. Pero este mundo estaba menguando peligrosamente sus reservas de alimento, su atmósfera se agotaba por la contaminación y el efecto invernadero... Los científicos de este mundo hicieron todo lo humanamente posible para preparar una nave que llevara a sus mejores hombres y mujeres a otro lugar previamente explorado por sondas robóticas que podría albergar la esperanza de supervivencia de esta civilización como ya lo fue ese planeta para sus antepasados cuando su mundo natal fue abandonado por las mismas razones.
Una nave tripulada por 3 de sus mejores científicos y militares conducirían al resto de los elegidos en animación suspendida hasta el nuevo mundo y entre todos prepararían un asentamiento que serviría como base principal del éxodo que en las próximas décadas tendría lugar. La enorme nave salió del planeta y vimos como se acopló a un módulo que llevaba en animación suspendida criogenizada a los futuros colonos. Tras esta operación la nave salió a toda velocidad del sistema solar. La seguimos manteniendo nuestro camuflaje de asteroide errante con purpurina dorada hasta que vimos cómo saltaban al hiperespacio. Conseguí triangular su posición de salida y saltamos detrás de ellos. Pero al entrar en el espacio real conseguimos a duras penas frenar a tiempo al ver que estábamos atravesando un espeso campo de asteroides, pero esa otra nave fue golpeada por varios fragmentos de roca y perdieron el módulo de animación suspendida y buena parte de sus motores de maniobra mientras se acercaban peligrosamente rápido a la superficie del planeta que teníamos delante. Una estela de fuego anunció la entrada en la atmósfera del mismo y aunque envié un par de sondas, la poca información que me dieron, unida al resto de lo que habíamos grabado me permitió editar el video que queda aquí abajo. Para que no fuera tan crudo usé como banda sonora una melodía que encontré en el ancho banco de datos musical de la computadora principal de la TEMPRANIS y el resultado queda bonito, pese a lo triste del destino de estas gentes, pero después de habérseme entregado la TEMPRANIS mi compromiso de no interferir en el normal desarrollo espacio-temporal me mantuvo apartado de todo intento de rescate de los supervivientes que aún estaban durmiendo dentro del módulo de hibernación que no había recibido más daños que los iniciales. Quién sabe, a lo mejor los 3 pilotos que sobrevivieron a la entrada en aquel mundo conseguirían ayuda, pero no nos quedamos para averiguarlo porque la alarma de la TEMPRANIS me indicó que debíamos partir hacia unas coordenadas en el futuro porque parecía que se habían detectado las señales de alguna de las tarjetas de localización temporal de mis compañeros.
¿Encontraría a alguien esta vez? El futuro es muy oscuro...


Muse - Sing for Absolution (Absolution. 2003)