Crónicas de un caballero británico victoriano viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo

Las entradas en el diario de Lord Edgar Rouen Crossbower y su peculiar punto de vista decimonónigo mientras salta de época en época buscando a sus amigüitos perdidos...

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Nacido en Londres en la primera mitad del siglo XIX, nuestro héroe formaría parte de los movimientos sociales más convulsos del Imperio Británico. Conocidas sus inclinaciones socialistas y marxistas y sus amistades con lo peor de los literatos finiseculares británicos, sería ésta la causa de que Herbert George Wells le propusiera que acabara probando su máquina de desplazamiento temporal que lo arrastró miles de años hacia el futuro, enfrentándose con los Morlocks y los políticos ultraderechones de siglos venideros. Después de destruir un universo acabaría como dueño y custodio de un nexo interdimensional viajando por el Contínuo Espacio-Tiempo conocido como la TEMPRANIS. Junto a su amada y a sus animalillos, continúa sus peripecias allí donde el destino le lleve...

4.2.05

La hora de llenar la barriga

Querido diario:
No entiendo cómo las personas que habitan esta ciudad en este tiempo pueden aguantar en sus estómagos los desastres culinarios con los que se nutren.
Después de ver en esa extraña caja llena de voces e imágenes inconexas llamada receptor de ondas herzianas o televisor un documento sonoro-visual de corta duración sobre un camión que pasaba delante de una granja llena de gallinas y de vacas y que anunciaba unas porciones de carne frita o asada de sus respectivos animales, con el resquemor de los aludidos y las burlas de los contrarios, y cuyos establecimientos llevan el muy monárquico nombre de "Rey de Burgos" (o Burger King en el dulce idioma de Shakespeare), decidí acercarme a probar dichas viandas en mi vacío y quejumbroso estómago.
La verdad es que me pasé buena parte del día con leves retortijones producidos por el hambre mientras preparaba mi máquina de desplazamiento temporal averiada para que funcionara como uno de esos horrendos vehículos de tracción mecánica contaminante que inundan esta ciudad. Una vez acabadas las modificaciones me dirigí hacia uno de esos "restaurantes de comida rápida" que estaban preparados para atender desde el mismo auto sin tener que bajar...
Pasé por la rampa y me paré delante de un enorme cartel que anunciaba todas las viandas que vendían ese día, con sus correspondientes precios en euros (moneda extraña incluso para los habitantes de este siglo, que aún no se aclaran con ella y siempre están refiriendose a algo llamado pesetas cuando hacen alguna compra grande) De repente una voz quejumbrosa y nasal empezó a hablarme y yo no veía a nadie por allí... Curioso y atemorizado (¿me habría seguido en mi viaje temporal el cafre de Hawley Griffin, el llamado "hombre invisible" de mi época?) seguí observando alrededor y descubrí que esa voz venía de una pared llena de agujeritos que vibraba al salir sonidos. Decidí contestar cortesmente. Me volvieron a decir que qué era lo que quería, miré el cartel y me decanté por un menú frugal compuesto por un Whopper, un Crispy Chicken, aros de cebolla, una ensalada de pollo crujiente y un vaso grande de refresco de cola, todo ello "para llevar". Me indicaron que todo era 10,80 Euros y que pasara hasta la caja, cosa que hice inmediatamente. La única cosa que es cierta es que fueron muy rápidos, tanto al cobrarme (lo hizo un joven tocado con una ridícula visera azul oscura que ocultaba un poco toda la grasa que rezumaban sus poros repletitos de pus y acné) como al entregarme en unas bolsas de papel estraza los alimentos pedidos. Me despedí con un "Dios Salve al Rey" que hizo que me miraran de manera estrepitosamente rara y volví a mi humilde pensión.
Hay que decir que los sabores son cuanto menos peculiares, y que incluso la verdura parece verdura, pero ya lo de la carne y el pollo... Ay, querido diario, eso ya es más de ciencia-ficción. Lo malo fue que durante toda la pasada noche he ido experimentando lo que solo he podido bautizar como "Efecto Whopper", que se ha traducido en una visita muy urgente al excusado para sacar de manera furibunda y ruidosa (y muy olorosa) toda aquella "comida" de mi organismo.
Eso sí, como purgante, es mano de santo.
Seguiré anotando mi estado corporal a medida que pasen las horas ya que creo que, en secreto, estos alimentos están preparados para fortalecer los organismos de estos ciudadanos frente a amenazas externas o son un método de destrucción secreto y masivo frente a los despojos de la sociedad que amenazan los intereses del capital... Ahí queda eso.

1 Comments:

Blogger Jimi Spider said...

que va, que va, esto es para que luego sea más guay lo de decir:
quien quiera untar nocilla que me acompañe con pan y cuchillo
jojojojojo

8:45 a. m.  

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